He aquí una épica historieta que jamás debió ser narrada y que no me queda por más que advertirle que la lectura de esta concatenación de despropósitos puede acarrearle a su salud mental, graves y delicados problemas intestinales y menstruales, así como flacidez eréctil, alopecia seborreica, ventosidades varias, incontinencia verbal, menopausia múltiple prematura y por supuesto, el último, pero no menos importante trastorno, las almorranas garrapiñadas.
Después de hacerle esta nunca suficientemente agradecida advertencia y declinando toda responsabilidad de todo aquello que está a punto de engullir benévolo lector y/o lectora y sin faltarle a su, supongamos, sublime inteligencia decirle que como bien imagina todo comenzó por el principio, aunque esto parezca una obviedad no por eso es menos cierto a la par que certero. También sentenciaremos que todo lo que empieza bien, nunca se sabe como acaba.
Si lo examinamos con este multitudinario, como humano, deporte que es el buscar culpables señalaremos sin mayor dilación y sin un ápice de culpabilidad por nuestra parte, al aburrimiento en primer lugar y a ti querido o querida lectora que demandabas a gritos una obra de semejante envergadura moralizante justo antes de que este tan veloz como condenado siglo de cambalaches echara su cierre, claro que para cuando este humilde y perezoso juntapalabras haya acabado esta ejemplar obra sin duda habremos traspasado la fina línea de un nuevo siglo y milenio. (Como ha si a sido)
Sin embargo, el aburrimiento ha sido el motor de este afán de sabiduría y de carnalidad. Dime que no ha sido el aburrimiento el que te ha conducido a leer este folletín novelesco y yo te diré que esta constante, el aburrimiento, una vez más, hace cosa de cinco o seis o siete, o vete a saber cuantos, años con sus meses, con sus semanas, con sus días, con sus horas y sus segundos, nos trastorno hasta tal punto que poseídos por él tomamos la mayor y más terrible decisión de nuestras aburridas vidas. La decisión de abandonar nuestra fulgurante carrera en la pasarela y el fascinante mundo del corte y la confección para montar una "banda de rock and roll". Todo por que es aquellos insulsos mediados de los noventa no existía la Cuatro y su Supermodelo, Valerio. No fue plato de nuestro gusto, ya que este, nuestro plato favorito, es un buen estofado de ricachón. No podemos olvidar de ninguna de las maneras que es el mismo aburrimiento el que nos conduce irremediablemente al supino dislate de pretender tantas vacuidades seguidas con buena letra y que tenga algún interés para ti indulgente lector o lectora, usted sabrá a que género pertenece. Y si no lo sabe, hágaselo mirar que todavía la Seguridad Social es gratis.
FDO:LA MESA DE ACCION OBEXA
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