En esta bitácora publicaremos las mayores sandeces que cinco personas desquiciadas y adictas a los dulces y el buen manjar han realizado durante un corto pero intenso periodo de tiempo y espacio.

No podemos adelantar nada pero esto va a ser una bomba (de crema).

Fdo: La Mesa de Acción Obesa

viernes, 22 de junio de 2007

3. Desde el principio de los tiempos hasta el comienzo del principio.

El principio pudo ser el "Bing Ben", pero nosotros no estuvimos allí para poder comprobarlo y, además, a quien le importa. La verdadera historia de la Humanidad comienza en los anónimos úteros de valientes mujeres.

En cuatro de estos calentitos y acogedores úteros nos encontrábamos flotando en el gelatinoso líquido amniótico cuando en un verdadero acto de violencia inusitada nos arrebataron de este ambiente grato, placentero, protector y sobre todo, generoso para lanzarnos a la fría y gélida realidad. Feroz resistencia la nuestra, eso seguro. No podíamos permitirlo, pero al final no hubo más remedio, y comenzamos a llorar, a gritar y a patalear. Que podíamos hacer, el médico nos estaba hostiando con saña.

Luego vino el pecho, los potitos, las papillas. Tal vez esto de estar vivo no fuera al fin y al cabo tan malo. Así que le dimos una oportunidad a la vida, esta que nos a dado tanto. Continuamos comiendo y comiendo que es lo que mejor sabemos hacer. De esta manera fuimos engordando y los flotadores adiposos empezaron a formar parte de nuestro rollizo cuerpezito infantil. Así y como nadie da nada por nada, toda esa rica manutención tenia un precio. De esta manera es como terminamos en la escuela complaciendo a nuestros progenitores. Triste, acabar estudiando a cambio de un plato de deliciosas lentejas. De esta suerte, estudiando y comiendo leguminosas, pasamos nuestra infancia, nuestra puericia, muestra adolescencia y como no, nuestra pubescencia. Aquí abrimos una pequeña nota para comentar sin rubor que a pesar de que nuestro desarrollo púbero esta completado algunos seguimos siendo candorosos, puros, castos e incorruptos y que esto no obedece a ningún voto. A buenas entendedoras pocas palabras faltan.

Hay circunstancias en la vida que nos marcan un camino, en la mayoría de los lances son caminos pedregosos y escarpados. La más obvia es la carnosidad cultivada desde la primera papilla que no se escapa al aviado lector, lectora, esta volunimosidad carnal, esta carnuza no es bien vista en la sociedad de los cuerpos yogurines y un culto desmesurado a la dieta y al régimen más dictatorial del mundo, la estética. Igual de conflictivo y marginal es el caso de mi afición por la música o ruido como lo califican algunas mentes privilegiadas en el arte de la pedantería musical. Por razones que no vienen al caso y que en esta ocasión no satisfarán vuestras ansias de morbosidad fresca y sanguinolenta, querido lector, lectora perniciosilla, aterrice en un colegio donde entre libro de francés y librillo de porros pase mis reglamentarios ocho años de educación básica escuchando a los Barón Rojo, Iron Maiden, los Judas Priets etc. Terrible. Yo soy de la misma opinión. (Ah, los librillos de papel de fumar no eran míos, de tener dinero siempre he preferido gastarlo en donuts y/o bombas de crema, que lo sepas).

Como comprenderás así no había quien pudiera estudiar. Semejante lugar de perdición. Donde vamos a ir a parar. Comprensible pues que no acabara la primaria con unas notas para tirar cohetes si a todo esto añadimos a mi ya de por si universalmente conocida zanganería. Esto de los cohetes se repite como una constante en mi vida, lo cierto es que es como para estudiarlo sesudamente. La primaria fue un verdadero éxito comparado con lo que fue la secundaria. Cuatro años para no pasar de segundo de BUP y en el cuarto año, repitiendo por segunda vez segundo y valga la rebuznancia, a mitad de curso lo deje. Tuve que alegar problemas mentales o de índole familiar, en estos momentos no recuerdo con exactitud. Elíjalo usted amable lector a la vez que afortunado o afortunada concursante. Si es que acierta tendrá la oportunidad de ganar una fabulosa camisa de fuerza de la afamada marca Coccino.

Con semejante historial y con una aventajada carrera de fracasos que podía hacer sino montar un fanzine de lo más cutre, hacer un programa de radio en una radio libre que nadie oía y convertirme en el supuesto manager de un grupo que finalmente se disolvió. Se estará preguntando a que viene este pedazo de historial de candidato a la ignominiosa cola del INEM. No sé, no lo contaría intranquilo/intranquila lectora si no fuera del todo necesario para este folletín con pretensiones de culebrón venezolano y si no fuera porque necesito líneas de relleno para salir de este atolladero que yo solo me he metido y por el Fuet de Casa Tarradellas que no se como salir.

A pesar de todo seré brevísimo. Tras mi evidente fracaso académico y aun cuando pasaba mi tiempo en el instituto haciéndome creer que me enseñaban algo, recale en unas clases particulares de francés de Francia. ¿Qué otra cosa podría ser? Lo digo por que no vayamos a confundirnos, calenturientas mentes, con el francés que se habla en la casa oval. En dicha clase de francés conocí al Capitán Araña. Haciendo honor a su nombre me convenció para que hiciéramos un fanzine. Se llamaba Popatik Hartzera, el jodido. Su bagaje consistió en dos números, cutres donde los haya, y una subvención del Ayuntamiento de Irun de 22 mil pesetillas (132,03 euros). Ahora que nadie lo esta leyendo puedo decir que las utilizamos en unas bonitas chapas con un mensaje no muy positivo del entonces imberbe Cuerpo de la Policía Autonómica Vasca. Con el dinerillo que sacamos compramos dos fantásticas pletinas de casete de una marca japonesa muy conocida para la maltrecha radio libre de nuestro pueblo, Angula Irratia. Todo pueblo que se preciase debía en aquel entonces poseer una radio libre, fanzines, grupos de música a mansalva, un gaztetxe o en su defecto una Gazte Asamblada y muchos bares en una zona determinada, en el caso que nos ocupa Mosku. Aunque pudiera parecer increíble hasta Irun en esos momentos poseía todo esto.

FDO:LA MESA DE ACCION OBEXA

No hay comentarios:

Publicar un comentario